Non so bene se ciò che mi sveglia nel cuore della notte è una sensazione astratta o concreta. Mi strappa dal sogno e fatico a realizzare quanto ci sia di vero o quanto appartenga al mondo onirico nel quale navigo da poco meno di un’ora.
Serve la luce, dov’è l’interruttore? Ecco, sono sveglia, adesso sì, lo sono.
Ma il lampadario oscilla, la porta della camera sbatte contro lo stipite e sbattono le ante dell’armadio non mio, in questa casa che mi ospita tra il verde dei colli bolognesi: non è un sogno dunque…
La terra è cosa viva, respira, trema e inghiotte, risputa e ancora inghiotte. Non si ferma. Vibrazione interminabile, cupa come quel vago suono ovattato sotto i piedi. Vertigine, batticuore, e più tardi ancora e ancora, fino all’alba. I passeri che tacciono, non un alito di vento, ma comincia a piovere. Come sempre, del resto.
È viva, la terra.
Ti ascolto, respiro la tua rabbia, il tuo violento movimento che dal profondo affiora.
Non scappo, e tu mi lasci andare. Torno a casa.
Scopro soltanto più tardi che molti altri, la casa, l’hanno perduta.
Il terremoto… l’impotenza di fronte alle minacce esterne ci fa facilmente cadere nel fatalismo. E’ quasi spontaneo credere in una forza estranea e ostile, comunque la chiamiamo. Siamo abituati a personificare le cose, per poter dare colpe o chiedere pietà. Si tratta di un modo di affrontare la vita primitivo e mi chiedo per quanto tempo l’umanità se lo porterà ancora dietro. Probabilmente per sempre, perché ci sarà sempre chi ha interesse a speculare sulla superstizione…
Al enfrentarnos con éstas terribles catástrofes solo pienso hasta donde llega la voracidad de nuestro planeta…,¿qué será esto,una devolución de gentilezas,una venganza?;hasta donde llegará su furia, quizás el freno solo pueda ponerse con la puesta en práctica del respeto del hombre.Tampoco puedo imaginarme el miedo,el pánico que deben sentir miles de italianos afectados por éste y tantos terremotos y creo sin lugar a dudas que ésto cambia sus parámetros y sus perspectivas frente a sus futuras vidas.También es una realidad la incertidumbre que experimentan familiares y amigos de las víctimas,esa sensación de angustia que cierra tu garganta y que solo mejora cuando recibes el tan esperado SMS de teléfono celular,o por intermedio del FACEBOOK el mensaje que te dice: “estoy bien …..,no te preocupes ”
Acá en mi país Argentina hemos experimentado la furia del planeta a través de implacables inundaciones y contundentes tornados y puedo comparar la solidaridad del pueblo argentino de igual manera que el comportamiento cooperativo del pueblo italiano.Lo único que yo no quisiera que les suceda lo que generalmente pasa aquí en mi país…………., cuando las víctimas deben refugiarse en campamentos logicamente abandonan sus casas y aparecen los delincuentes de siempre que encima de tener tu alma herida saquean tu casa,o los repugnantes políticos que solo buscan ayudarte en el momento que las cámaras de televisión están encendidas y lo peor de todo que al término de unos días todo queda en el olvido de las masas y en el recuerdo de unos pocos.¡¡¡ Ojalá ésto no les suceda a mis tan queridos hermanos y que esta serie de terremotos terminen !!! , creo que si había una deuda pendiente ya ha sido más que pagada.